ANÁLISIS DE ALGUNAS CAUSAS DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS MÁS COMUNES COMO INFLUENZA, RESFRIADO Y NEUMONÍA E IDENTIFICACIÓN DE SUS MEDIDAS DE PREVENCIÓN
A pesar de la
necesidad de mantener una buena salud respiratoria, las enfermedades de este
aparato son extremadamente frecuentes en nuestro país y en todo el mundo. Las
causas de las enfermedades respiratorias son muy variadas, pero las podemos
diferenciar en:
a)
infecciosas
provocadas por microorganismos patógenos, principalmente virus y bacterias que penetran en el cuerpo; quizás son las más
frecuentes y fácilmente se transmiten a otras personas.
b)
ocasionadas por sustancias extrañas, polvo o sustancias químicas que penetran en el
organismo.
c)
causadas por reacciones alérgicas, donde el organismo responde de forma extrema
ante ciertas sustancias.
Nuestro cuerpo
tiene defensas contra los organismos invasores. La piel es la primera barrera.
Dentro del aparato respiratorio, el moco y las vellosidades de la nariz también
son una defensa, sobre todo contra partículas. El moco es una defensa bastante
efectiva, pues dificulta a los gérmenes y las partículas llegar al tejido del
pulmón. Algunas veces, los organismos patógenos logran pasar todas esas
primeras barreras y penetran. Si esto sucede, entra en juego otro mecanismo de
defensa: el sistema inmune, que
actúa como un ejército, primero reconociendo al enemigo y luego movilizando las
fuerzas para atacarlo.
ENFERMEDADES INFECCIOSAS DEL SISTEMA RESPIRATORIO
El resfriado
común o catarro, así como la gripa o influenza son infecciones respiratorias
contagiosas provocadas por distintos virus. El resfriado, que produce una
enfermedad de leve a moderada, no suele ocasionar fiebre elevada o malestar
general y aparece de un modo repentino. Las complicaciones son poco frecuentes
y la duración es corta (unos tres días). La gripa o influenza, como el
resfriado, puede ser de moderada a grave (altas temperaturas, dolor muscular,
cansancio extremo, tos, dolor de garganta, entre otros, y puede durar de 8 a 16
días). Los ancianos, los niños y ciertas personas con afecciones pueden sufrir
complicaciones. Algunos virus de la influenza, como el AH1N1, pueden causar la
muerte
La transmisión
de la enfermedad se da exclusivamente por el contacto de persona a persona, por
el contacto entre una persona y una superficie contaminada y, en algunos casos,
por el aire.
Es importante
tener en cuenta que las condiciones climáticas, como el frío, el viento o la
lluvia, no causan influenza ni resfriado. Sin embargo, se ha detectado mayor
incidencia de estas enfermedades en invierno.
Las infecciones
bacterianas acompañan muchas veces a las virales, pues las bacterias aprovechan
la debilidad producida por la enfermedad viral y proliferan, por eso durante
una gripa o un resfrío son comunes las infecciones de oído o garganta.
La neumonía es una infección pulmonar
causada por diversos microorganismos, comúnmente bacterias, y es frecuente que
suceda luego de una infección o influenza. Los síntomas pueden variar, pero incluyen
fiebre, escalofríos, tos, respiración agitada con estertor (ruido en los
pulmones), respiración dificultosa, dolor en el pecho, entre otros.
Generalmente el
sistema inmune, que funciona de defensa y ataque a los microorganismos
patógenos, derrota a estas enfermedades en unos días, pero si persisten debes
recurrir a un médico y no automedicarte. Es importante que tengas ciertos
cuidados, como reposar en tu casa, sobre todo para sobrellevar el malestar y no
contagiar a otras personas; beber abundante agua potable o suero oral a fin de
mantenerte hidratado, y no exponerte a cambios bruscos de temperatura.
El asma es otra
enfermedad que afecta al aparato respiratorio; es un padecimiento más frecuente
en niños y adolescentes. Produce una inflamación de los conductos que llevan
aire a los pulmones y sus síntomas son ataques recurrentes de falta de aire, sibilancias (silbidos al inhalar), sensación
de presión en el pecho que impide respirar normalmente y tos. Los principales
factores que detonan el asma son la exposición a factores alergénicos como algunas sustancias químicas en los
alimentos, el moho, el polen, los ácaros del polvo, cambios en el clima con
frecuencia cuando éste es frío, el humo del cigarro y la contaminación
atmosférica.
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