INTERACCIONES ENTRE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA EN LA SATISFACCIÓN DE NECESIDADES E INTERESES

EQUIDAD EN EL APROVECHAMIENTO PRESENTE Y FUTURO DE LOS RECURSOS ALIMENTARIOS. HACIA EL DESARROLLO SUSTENTABLE

La situación de desnutrición e incluso de hambre que padecen importantes sectores de la población mundial, como sucede en nuestro país, nos indica que no todos los seres humanos tienen acceso a alimentos variados y abundantes que les permitan mantener una dieta correcta.
De acuerdo con datos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para Agricultura y la Alimentación, por sus siglas en inglés), hay actualmente más de mil millones de personas subnutridas en nuestro planeta (figura 27), lo que significa que es un problema que afecta a una de cada seis personas en el globo, y causa 24 000 muertes directas al día y 100 000 indirectas.
El consumo de alimentos crece constantemente, pero también lo hacen la pobreza y la falta de recursos. Si bien las innovaciones tecnológicas han permitido que se produzcan alimentos que podrían cubrir la demanda mundial, vemos que esto no se ha logrado. En este momento, todavía no se trata de un problema de producción sino de la posibilidad de adquisición de tales alimentos y de su distribución.
Si queremos que exista equidad y que los recursos alimentarios lleguen a toda la población, ya sea local, regional, nacional o mundial, uno de los factores importantes a considerar es que la producción y el consumo de estos se inserte en el modelo de desarrollo sustentable, tal como se señaló en la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, en 1992.
En este sentido, es fundamental que la sociedad asuma una forma diferente de consumir, que satisfaga las demandas de la población, proporcione una mejor calidad de vida y optimice el uso de los recursos naturales, sin poner en riesgo la capacidad del ambiente para satisfacer las necesidades de generaciones futuras.
La población favorecida del mundo practica un consumo desmedido, que implica la utilización de inmensas cantidades de recursos naturales, constituyendo una amenaza para el ambiente, pues genera contaminación y deteriora gravemente los ecosistemas. Esta situación es insostenible y pone en riesgo el futuro de la humanidad.
El cambio no es fácil, pues lograr un consumo responsable implica romper con hábitos muy arraigados en la población y buscar alternativas que sustituyan el modelo actual. Consumir responsablemente no significa sólo consumir menos, sino hacerlo de forma diferente. Implica modificar los hábitos cotidianos, convirtiéndonos en consumidores activos e informados, que sigamos ciertos criterios, como:
·         Consumir alimentos de la región y de temporada, y no desperdiciarlos.
·         Al elegir un producto evaluar su historia y la conducta (ética) del productor durante todo el ciclo de vida del producto.
·         Adoptar técnicas para reutilizar, reciclar y generar menos residuos y que su manejo sea lo más amigable posible con el medio.

Que cada uno tomemos todas las medidas posibles es fundamental para lograr un consumo sustentable generalizado, los programas que implementen los Estados requerirán del apoyo tanto de los productores como de cada uno de nosotros, los consumidores.
La ciencia y la tecnología tienen hoy un papel fundamental en las sociedades, por lo que es necesario que insistamos en aumentar y fortalecer la capacidad científica sobre todo de los países en desarrollo, para generar actividades de investigación y emprendimientos tecnológicos en pro del desarrollo sustentable.
Se deben buscar e introducir avances que permitan preservar y/o mejorar la capacidad productiva de los sistemas considerando los puntos de vista agronómico, industrial, económico, ambiental y de los recursos renovables y no renovables involucrados.
Ahora sabemos que algunos desarrollos tecnológicos utilizados indiscriminadamente para lograr el aumento de la productividad, por ejemplo, la agricultura intensiva, el monocultivo y los fertilizantes químicos han afectado al ambiente de manera grave. Es necesario subsanar el daño provocado, y por ello la ciencia y la tecnología enfrentan continuos y nuevos desafíos.
Adelantos como la selección artificial y la biotecnología que buscan variedades más productivas y resistentes sin la necesidad de tantos fertilizantes, pesticidas y agua; los invernaderos; las nuevas técnicas de almacenamiento; los sistemas de riego que minimizan el desperdicio de agua; la nueva maquinaria menos contaminante, los pesticidas menos tóxicos y residuales, y muchos otros contribuyen a aumentar la producción de alimentos, de medicamentos y de otros bienes. Será necesario evaluar el efecto de las nuevas tecnologías; por ejemplo, la introducción de especies manipuladas genéticamente que, aunada a otras acciones, haría posible que grandes sectores de población accedieran a alimentos o a medicamentos, pero hay que estudiar los posibles efectos que pudieran tener a futuro. Se debe incentivar el uso de tecnologías para la producción de alimentos que han demostrado no ser agresivas al medio ambiente y que son accesibles, como el policultivo, la hidroponía, los abonos orgánicos, el control integrado de plagas, así como muchas otras.
Los avances científicos y tecnológicos pueden, en definitiva, contribuir a un aumento significativo en la producción agropecuaria y agroindustrial autosostenible en el tiempo, que ofrezca productos sanos, de alto valor nutricional y con calidad integral.

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